22 de octubre de 2011

Tecnicismos sobre Inflación


Siguiendo con los tecnicismos sobre inflación, en la presente ocasión se explicará un poco acerca de la coexistencia de superávit fiscal e inflación, hacia el final del primer lustro de la postdevaluación.

Conviene empezar señalando que la inflación por entonces obedecía a un proceso de transformación de stocks creados por el masivo incumplimiento de obligaciones financieras en toda la economía.

Cuando, a medida que la restauración de la escala de operación avanza,  y el costo de uso deja de ser negativo para ser positivo, la demanda de inversión en importaciones irá en aumento siempre que se hayan reestablecido las condiciones financieras normales en términos de financiación de largo plazo.

Cuando dicha financiación no existe o es muy exigua, la consecuencia es que la demanda de inversión en importaciones no actúa y por ende, baja la proporción de inversión reproductiva (en gran medida importada) y las importaciones respectivas. En consecuencia, se observará un ritmo de crecimiento del saldo externo de la economía mayor al compatible con un comportamiento relativamente estable en los precios de varias clases de bienes.

Si a dicho proceso (monetizado por el auge de los precios de exportación), se le agrega la monetización debida a la devaluación del dolar (en paridad fija al Peso), entonces aumentará la monetización total proporcionalmente, mientras crece la incidencia de aquella caída de las importaciones debida a la permanencia de las condiciones financieras anómalas en el crecimiento del saldo externo, la proporcion de cuyo crecimiento guardará una relacion bastante estable con el aumento de precios, por ende.

Si a dicho proceso se agrega, no solo la devaluacion del dolar (elemento monetizador), sino ahora una devaluacion de un dolar que registra deflacion de activos, como para el dolar de la poscrisis, el fenómeno anterior se hace más acusado: mientras en la precrisis, la devaluación de un dolar con nivel de precios de activos americanos al alza o estable, admite algún grado de control del mercado de crediticio en pesos por parte del Bcra, de manera que por cada peso que el bcra ingresa en la banca para sostener la paridad cambiaria, el bcra puede controlar el ratio que del mismo va a importaciones y no a un alza de precios, cuando el dolar registra deflacion de activos americanos, ello no sucede. La anomalía financiera doméstica junto a la deflacion de activos americanos hacen que la creciente monetización (dolar que se devalua junto a precios crecientes de exportacion) tenga un correlato cada vez más firme en términos de aumentos de precios internos.

Puesto desde otro ángulo: si durante la paridad cambiaria con un dolar precrisis con nivel favorable de precios de activos americanos, la anomalía financiera interna obstaculiza la emisión privada de deuda para importar capital en vez de aumentar los precios, con la caída del nivel de precios de activos americanos en la poscrisis la emisión privada de deuda externa para importar capital se dificulta todavía más y se agrega a la secuela* (evidentemente, ni el propio bcra puede ahora colocar favorablemente en dolares).

A esta altura del partido, es evidente que para tal grado de monetización creciente, el Estado debe haber podido alcanzar una posicion superavitaria, y al mismo tiempo, la economía haber crecido con niveles de precios crecientes. Una parte de la alta inflacion (y probablemente su crecimiento, por oposición a su estabilización en niveles altos pero fijos), se origina en variables no corrientes(**).

Por otro lado, se hace inteligible la escasa factibilidad de una tendencia a la recuperación de un grado previo de superávit fiscal, por un lado, sin resolución previa del anómalo estado financiero interno (mercado de capitales exiguo o cerrado), al menos para el período del dolar precrisis.
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* El sector privado no financiero retoma la extracción de capital, ahora exponencialmente, desde 2008 (interrumpida en los años 2005 a 2007); es decir, para el Dólar poscrisis: un Dólar poscrisis que impide la emisión de deuda privada (entrada de capital).
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Así la contribución del Dólar poscrisis, vía paridad cambiaria no flotante, a la inflación es clara: en la salida de capital privado (Dólar impide la formación de pasivos de calidad) debe verse la inelasticidad de la inversión reproductiva (vía importación=Bce de bs y servicios; y/ó, vía ied), mientras el Dólar sigue monetizando el sistema; sea vía devaluación (por ej. acumulada: en un nivel de valor del 70% contra canasta ponderada por comercio exterior estadounidense-Major currencies, respecto al año 2003), sea vía auge de precios de commodities.

Es decir, la no flotación crea monetización creciente y al mismo tiempo abate la oferta reproductiva, capaz de permitir precios estables (la inversión reproductiva=importación de bs de capital + ied); ó para el caso, una tasa de inflación estable.
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El rol del gasto público como herramienta antiinflacionaria debe contrastarse en dicho esquema.: si la tasa de crecimiento del gasto público en tal esquema se indexa al deterioro del nivel de precios de activos del Dólar, es decir, si se indexa al grado de salida de capitales de la economía local (i.e. a mayor ritmo de salida, menor tasa de crecimiento del gasto público, etc.), entonces las variables nominales podrían crecer a un ritmo ajustado al aumento de costos.
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Sin embargo, el indexar el nivel de gasto público a la posición externa del Dólar cuando otros países flotan contra el Dólar, difiere mucho de hacerlo cuando todos los países se adhieren al Dólar y, entonces, indexan su nivel de gasto público a la posición externa del Dólar (cuando, por ejemplo, la resolución de la crisis externa actual es incierta, el aumento de costos sería repartido).
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En el último caso, el deterioro de la economía de EU sería inflacionario para el resto de los países en cantidades repartidas. Mientras que en el primer caso, la inflación tendería a concentrarse en un sólo país (o en unos pocos).
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Con la incertidumbre actual sobre la crisis actual, y con la incertidumbre corriente sobre la posición futura del Dólar, la herramienta fiscal para la inflacion doméstica es como una herramienta fiscal para aquellas dos cuestiones. Una herramienta más o menos condicionada. Por ejemplo, si la resolución de la crisis implicara algún deterioro permanente en torno a la economía de EU y el Dólar (probablemente eludido por los países con flotación).

** La gran fluctuación en el grado de calidad del Dólar como activo de reserva mundial + la preservación de obligaciones financieras incumplidas.

1 comentario:

binboy dijo...

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